lunes, mayo 28, 2007

Los Verdaderos Solitarios

Los verdaderos solitarios no están, esquivos, en las salas oscuras
de los cines
ni en el rincón del último bar.
Los verdaderos solitarios gritan a todo pulmón, bailan sin rubor,
se dejan entrevistar hacen públicos sus amores
recitan sus desdichas.

Son
de la soledad, su escándalo.

Leonardo Padrón.-

sábado, mayo 19, 2007

SalvaPantallas

Tengo tu voz,
tengo tu tos,
oigo tu canto en el mío.
Rumbos paralelos,
dos anzuelos
en un mismo río.

Vamos al mar,
vamos a dar
cuerda a antiguas vitrolas.

Vamos pedaleando
contra el viento,
detrás de las olas.

Tengo una canción
para mostrarte,
tal vez cuando vaya...
Tengo tu sonrisa
en un rincón
de mi salvapantallas.

Años atrás
de pronto la casa
se llenó de canciones.

Músicas y versos
que brotaban
desde tantos rincones.

Vamos al mar,
vamos a dar
guerra con cuatro guitarras.

Vamos pedaleando
contra el tiempo,
soltando amarras.

Brindo por las veces
que perdimos las mismas batallas.
Tengo tu sonrisa
en un rincón
de mi salvapantallas.

Jorge Drexler
del disco "Eco".

martes, mayo 08, 2007

Una Flor Amarilla

Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera. Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirándola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquiera los siente, eso que llaman la belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre. La flor era hermosa, siempre habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena. Yo me iba a morir y Luc ya estaba muerto, no habría nunca más una flor para alguien como nosotros, no habría nada, no habría absolutamente nada, y la nada era eso, que no hubiera nunca más una flor.(...)

Julio Cortázar.
Una Flor Amarilla
de Final Del Juego.


(La imagen: Paul Klee "Blossoms In The Night".)

jueves, mayo 03, 2007

**

(...) Ahora empezaría a reprochárselo, a desmontarlo poco a poco hasta que no quedara más que lo de siempre, un agujero donde soplaba el tiempo, un continuo impreciso sin bordes definidos. "No hagamos literatura", pensó buscando un cigarrillo después de secarse un poco las manos con el calor de los bolsillos del pantalón. "No saquemos a relucir las perras palabras, las proxenetas relucientes. Pasó así y se acabó. Berthe Trépat... Es demasiado idiota, pero hubiera sido tan bueno subir a beber una copa con ella y con Valentín, sacarse los zapatos al lado del fuego. En realidad por lo único que yo estaba contento era por eso, por la idea de sacarme los zapatos y que se me secaran las medias. Te falló, pibe, qué le vas a hacer. Dejemos las cosas así, hay que irse a dormir. No había ninguna otra razón, no podía haber otra razón. Si me dejo llevar soy capaz de volverme a la pieza y pasarme la noche haciendo de enfermero del chico." De donde estaba a la rue du Sommerard había para veinte minutos bajo el agua, lo mejor era meterse en el primer hotel y dormir. Empezaron a fallarle los fósforos uno tras otro. Era para reírse.

Julio Cortázar.
Rayuela - Cáp. 23