jueves, agosto 24, 2006

* Decir, Hacer *

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

Octavio Paz.-

Cocó! este va para tí..
no sé dónde andás y ya te extraño!
Igual nos vemos mañana... Baglietto y Vitale, una vez más...
Te quiero!

domingo, agosto 20, 2006

VII

Aún conservas intacta, memoriosa,
la marca de un antiguo sacramento bajo tu paladar:
tu sello de elegida, tu plenilunio oscuro,
la negra sal del negro escarabajo con el que bautizaron tu linaje sagrado
y que llevas, sin duda, de peregrinación en peregrinación.
¿Para quién la consigna?
¿Qué te dejaste aquí? ¿qué posesiones?
¿O qué error milenario volviste a corregir?
Ahora llegas caminando hacia atrás como aquellos que vieron.
Llegas retrocediendo hacia las puertas que se alejan con alas vagabundas.
Tal vez te asuste la invisible mano con que intentan asirte
o te espante este calco vacío de otra mano que creíste encontrar.
Vuelcas el plato y permaneces muda como aquellos que vuelven,
como aquellas que saben que la vida es ausencia amordazada,
y el silencio,
una boca cosida que simula olvido.


Olga Orozco.

lunes, agosto 07, 2006

IV

Suave
renace un aire en tus ojos
que iluminan pasos diferentes.
Los rostros enloquecidos de adentro
han comenzado un descanso
un reflejo tuyo que se insinúa perpetuo.

Hueles a nube
tus caricias irán calmándome.

El destino es loco y anciano.
No dejará de perder
una costumbre de nosotros.

Cuando las horas pasen
no habrá momento ni memoria
y reiremos saludándonos.

Luis Alberto Spinetta - Guitarra Negra