lunes, diciembre 22, 2008

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A quien debo yo el deleite que salta
y aviva mis sentidos cuando despertamos
y el ritmo que gobierna el reposo de nuestro dormir,
el respirar al unísono

de amantes cuyos cuerpos huelen el uno al otro
que piensan los mismos pensamientos sin necesidad de
lenguaje
y balbucean el mismo lenguaje sin necesidad de significado.

Ningún maligno viento invernal congelará
ningún torvo sol tropical marchitará
las rosas de la rosaleda que es nuestra y sólo nuestra

pero esta dedicatoria es para que la lean los demás:
éstas son palabras privadas que te dirijo en público.

T.S. Eliot - Una dedicatoria a mi mujer -




Imagen: Henri Cartier-Bresson