Espera.
Esperaba,
esperaba,
y todavía
y siempre
esperando,
esperando
con todas las arterias,
con el sacro,
el cansancio,
la esperanza,
la médula;
distendido,
exaltado,
apurando la espera,
por vocación,
por vicio,
sin desmayo,
ni tregua.
¿Para qué extenuarme en alumbrar recuerdos
que son pura ceniza?
Por muy lejos que mire:
la espera ya es conmigo,
y yo estoy con la espera...
escuchando sus ecos,
asomando al paisaje de sus falsas ventanas,
descendiendo sus huecas escaleras de herrumbre,
ante sus chimeneas,
sus muros desolados,
sus rítmicas goteras,
esperando,
esperando,
entregado a esa espera
interminable,
absurda,
voraz,
desesperada.
Sólo yo...
¡Sí!
Yo sólo
sé hasta dónde he esperado,
qué ráfagas de espera arrasaron mis nervios;
con qué ardor,
y qué fiebre
esperé
esperaba, cada vez con más ansias
de esperar y de espera.
¡Ah! el hartazgo y el hambre de seguir esperando,
de no apartar un gesto de esa espera insaciable,
de vivirla en mis venas,
y respiraren ella
la realidad,
el sueño,
el olvido,
el recuerdo;
sin importarme nada,
no saber qué esperaba:
¡siempre haberlo ignorado!
cada vez más resuelto a prolongar la espera,
y a esperar,
y esperar,
y seguir esperando
cont al de no acercarme
a la aridez inerte,
a la desesperanza
de no esperar ya nada;
de no poder, siquiera,
continuar esperando.
Oliverio Girondo, en "Persuasión de los días".-
Esperaba,
esperaba,
y todavía
y siempre
esperando,
esperando
con todas las arterias,
con el sacro,
el cansancio,
la esperanza,
la médula;
distendido,
exaltado,
apurando la espera,
por vocación,
por vicio,
sin desmayo,
ni tregua.
¿Para qué extenuarme en alumbrar recuerdos
que son pura ceniza?
Por muy lejos que mire:
la espera ya es conmigo,
y yo estoy con la espera...
escuchando sus ecos,
asomando al paisaje de sus falsas ventanas,
descendiendo sus huecas escaleras de herrumbre,
ante sus chimeneas,
sus muros desolados,
sus rítmicas goteras,
esperando,
esperando,
entregado a esa espera
interminable,
absurda,
voraz,
desesperada.
Sólo yo...
¡Sí!
Yo sólo
sé hasta dónde he esperado,
qué ráfagas de espera arrasaron mis nervios;
con qué ardor,
y qué fiebre
esperé
esperaba, cada vez con más ansias
de esperar y de espera.
¡Ah! el hartazgo y el hambre de seguir esperando,
de no apartar un gesto de esa espera insaciable,
de vivirla en mis venas,
y respiraren ella
la realidad,
el sueño,
el olvido,
el recuerdo;
sin importarme nada,
no saber qué esperaba:
¡siempre haberlo ignorado!
cada vez más resuelto a prolongar la espera,
y a esperar,
y esperar,
y seguir esperando
cont al de no acercarme
a la aridez inerte,
a la desesperanza
de no esperar ya nada;
de no poder, siquiera,
continuar esperando.
Oliverio Girondo, en "Persuasión de los días".-
4 Comentarios:
y por que esperar si yo quiero vivir MI vida??? para vivirla no necesito a nadie mas q a mi; ahora bien, si me dispongo a disfrutarla.... en fin, te queiero es algo que le tengo ue decir a mucha gente y lamentablemente el 85% de esa gente esta a 10000km o a 3km, las distancias -acabo de darme cuenta- son mentales mas que nada y mi cabeza sigue cerrada lo suficiente como para respetarlas... POR FAVOR DIALOGUE CON OTRO CEREBRO. SEPA DISCULPAR LAS MOLESTIAS OCASIONADAS, ESTAMOS TRABAJANDO PARA MEJORAR. salut!
"...poray uno está esperando que llueva sopa..y no se da cuenta de que llueve luz...por eso a veces uno ya no espera máa, y simplemente sigue viviendo calladito...sonriente..."
Te dije que te cuides con el opio.
No esperes más... andá y buscala!!! (y traeme de regalo una Torrecita por lo menos...).
pfffffff que facil lo tuyo, te pensas que si la sencillez de la situacion fuera como la pintas seguiria dicienbdo boludeces??? pffffffffffff
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